Esta presentación trata sobre nuestro potencial humano: nuestro crecimiento espiritual, psicológico y social, así como la transformación de la conciencia, del sentimiento interior de nuestra propia existencia y la liberación del condicionamiento que nos impone la sociedad.
El desarrollo del cuerpo a la mente y al espíritu se considera como «etapas de desarrollo». En la etapa 1, etapa del «cuerpo», nos identificamos simplemente con el organismo corporal separado y sus impulsos de supervivencia («yo» o etapa egocéntrica). En la etapa 2, etapa de «mente», la identidad se expande desde el cuerpo aislado y comienza a compartir relaciones con muchos otros. La identidad se expande de «yo» a «nosotros» (de egocéntrico a etnocéntrico). Con la etapa 3, la identidad se expande de «nosotros» a «todos nosotros». Descubrir la comunidad de todos los seres es el paso de etnocéntrico a mundicéntrico / universal, y es «espiritual» en el sentido de las cosas comunes a todos los seres sintientes.
Para poder pasar de la mente (cosmovisión, sistema de creencias) al espíritu (conciencia plena o no-mente), necesitamos hacer un “trabajo de sombras”. La «sombra» representa la inconsciencia, o material psicológico que reprimimos, negamos, disociamos o desconocemos, que luego vuelve a atormentarnos con dolorosos síntomas neuróticos, obsesiones, miedos y ansiedades. Descubrir, hacerse amigo y volver a poseer este material es necesario no solo para eliminar los síntomas dolorosos, sino para formar una autoimagen precisa y saludable.
El perdón (a los demás, a nosotros mismos y al mundo) es algo muy importante en este proceso terapéutico. Hace posible la transformación de los sentimientos básicos a nivel espiritual. Solo entonces podemos sentir compasión por los demás, autocompasión, paz y gratitud (aceptación del bien en uno mismo y en los demás). Cuando perdonamos a los demás, dejamos ir todos los juicios que hayamos proyectado sobre ellos. Este cambio de percepción es la esencia del cambio de conciencia. No se trata tanto de ver cosas diferentes como de ver las cosas de manera diferente.
La última parte se centra en la vida consciente: una conciencia momento a momento de nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones corporales y el entorno circundante, a través de una lente suave y enriquecedora.