Los límites son uno de los elementos principales que posibilitan la vida tal como la conocemos. Los límites funcionan primero para construir un mundo interior separado del exterior y luego para permitir el intercambio entre ellos, como en la membrana celular. Permiten el intercambio de nutrientes, desechos y materiales de construcción y reparación para entrar y salir de la célula según sea necesario. Dicen “sí” y “no” a lo que entra y sale, pero lo hacen de forma muy precisa y gestionada. Tienen una estructura muy clara y una capacidad discriminativa en cuanto a lo que sustenta la vida y lo que no. Se podría decir que “sienten” su camino, y su sentimiento es el resultado de su bioquímica, ya que atrae y repele las moléculas apropiadas.
Los límites gestionan estos intercambios cambiando su permeabilidad; pueden ser muy porosos y rígidos. Cambian efectivamente su forma dependiendo del estado del entorno interno y externo y sus intenciones.
En este marco, se podrían definir límites como aquellas posiciones extremas en las que una frontera comienza a perder su capacidad elástica. Se vuelve insuficiente o sobreformado. Estas condiciones se pueden ver en el micromundo celular o en el macromundo de todo el cuerpo: físico y psicológico. Al moverse más allá de su límite, el organismo corre el riesgo de dañarse o provocar respuestas de emergencia.
Estas ideas formarán la base de esta presentación, que involucrará a los participantes en una exploración conceptual y experiencial de las funciones y roles de los límites, límites y fronteras. El curso utilizará conferencias, demostraciones y una variedad de ejercicios y experiencias tanto para personalizar nuestra experiencia como para encontrar formas de aplicar este material en la práctica.